El misterioso comando armado que dio de baja en territorio rural venezolano, zona fronteriza con Colombia, al excabecilla de las FARC, Seuxis Pausias Hernández, alias 'Jesús Santrich', ha quedado hasta el momento con los crespos hechos en su intención de reclamar la recompensa de 10 millones de dólares que ofrecía el Departamento de Justicia de Estados Unidos por el disidente de la antigua guerrilla.

El comando armado, del que trascendió estaba conformado por tres desmovilizados del grupo subversivo y algunos miembros de la Guardia Venezolana, hizo los trámites ante la justicia norteamericana para recibir el pago, pero obtuvo respuesta negativa.

El principal obstáculo para obtener la millonaria remuneración en dólares, es que el gobierno ‘gringo’ pide como prueba concluyente la muestra física del cadáver de ‘Santrich’.

Esa es para ellos la única demostración irrefutable que los convencería de la muerte del cabecilla de la ‘Segunda Marquetalia’, reveló en un informe el diario El Tiempo.

Sin embargo, el comando responsable de la ejecución solo posee como indicio el dedo meñique de la mano derecha de ‘Jesús Santrich’, cuya cotejación dactilar practicada por las autoridades colombianas resultó positiva, es decir, confirmaron con los registros que llevan y constataron que en efecto son las del sucreño.

Otra demostración de la baja de ‘Santrich’ fueron las fotografías e imágenes de video de la cruenta acción, pero tampoco fue suficiente para los ‘gringos’, que se mantienen en su negativa de entregar el dinero.

Ni siquiera les ha servido para convencerse el hecho de que el Gobierno colombiano, excluyó a Seuxis Pausias Hernández del cartel de recompensas que ofrece por los cabecillas de la llamada ‘Segunda Marquetalia’.

‘Jesús Santrich’ murió en un operación de asalto el lunes 17 de mayo pasado, en Villa del Rosario de Machiques, área rural del estado Zulia, zona venezolana cerca de la frontera con Colombia.

La versión que se ha conocido es que el cadáver fue sepultado en un lugar anónimo por las autoridades del vecino país, que hasta el momento no han hecho un pronunciamiento oficial sobre el hecho.

Por lo tanto la prueba que exigen los norteamericanos está en veremos.